“¡Tenemos impacto!” Plan de la NASA para protegernos de los asteroides

“¡Tenemos impacto!”. Así han confirmado los técnicos de la NASA el éxito de la misión espacial DART. La nave de la agencia espacial estadounidense se ha estrellado contra el asteroide Dimorphos (160 metros de diámetro), un pequeño cuerpo rocoso que orbita como si de una luna se tratara al asteroide Didymos (780 metros de diámetro), del que lo separa poco más de un kilómetro y con el que forma un sistema binario que no supone ningún peligro para la Tierra.

Ha sido la primera vez que los científicos han intentado desviar la trayectoria de un asteroide, un experimento que permite conocer si ya somos capaces de cambiar el rumbo de cuerpos celestes potencialmente peligrosos para la Tierra. El propósito está claro: si no queremos correr el riesgo de acabar como los dinosaurios, debemos ir creando y probando planes de protección. De hecho, la NASA ya tiene a pleno rendimiento una Oficina de coordinación de Defensa Planetaria.

DART, que pesa unos 570 kilos y tiene la longitud de un autobús (con sus paneles solares desplegados), se estampará contra su objetivo a una velocidad de 6,1 kilómetros por segundo. Los científicos de la NASA esperan que el choque ralentice en unos cuantos minutos el tiempo que Dimorphos tarda en orbitar a Didymos (11 horas y 55 minutos), una alteración que podría bastar para variar mínimamente su trayectoria. Teniendo en cuenta las enormes distancias del espacio, un desvío tan ligero como ese supondría un notable cambio de rumbo pasados millones de kilómetros.

11 MILLONES DE KILÓMETROS DE VIAJE

DART, que despegó el pasado 24 de noviembre de la Base de la Fuerza Aérea estadounidense de Vandenberg (California) a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, ha recorrido los 11 millones de kilómetros que nos separan del doble asteroide acompañado por LICIACube, un pequeño satélite de 14 kilos de peso desarrollado por la Agencia Espacial Italiana.

LICIACube ha hecho el trayecto acoplado en la nave, de la que se desprendió hace unos días para dirigirse a un lugar situado a 55 kilómetros de Dimorphos. Desde allí obtendrá imágenes del impacto (que tendrá una fuerza equivalente a la de tres toneladas de TNT), de la polvareda que levante y del cráter causado por el choque. Esta información tardará alrededor de 24 horas en llegar a nuestro planeta, donde también habrá telescopios observando el suceso y sus consecuencias.

La combinación de los datos obtenidos por los observatorios terrestres y el satélite italiano servirá para conocer mejor la estructura y composición de Dimorphos, y lo que más importa: si el choque ha alterado su movimiento. LICIACube no es la única colaboración internacional en la misión. También participa la Agencia Espacial Europea (ESA), incluidos científicos españoles que han contribuido al desarrollo de los sistemas de navegación y comunicación de la nave, y en la creación de modelos numéricos para entender cómo será el choque y sus consecuencias.

EL IMPACTO CON EL ASTEROIDE EN DIRECTO

La colisión podrá seguirse en directo en la web de la NASA. En su aproximación, la nave irá haciendo fotos de su objetivo, en primer lugar del doble asteroide y luego solo de Dimorphos, incluso cuando se encuentre a unos centímetros de su superficie. A pocas horas del choque, DART tendrá que usar su sistema autónomo de navegación para dar en la diana, ya que en ese momento las instrucciones enviadas desde la Tierra tardarán más en llegar allí que la nave en alcanzar su destino.

El experimento no acabará aquí: en octubre de 2024, la nave Hera de la Agencia Espacial Europea (actualmente en construcción) despegará rumbo a Dimorphos, adonde llegará en diciembre de 2026 para estudiar los efectos del impacto. Recabará datos sobre la masa y composición del asteroide, y medirá el cráter causado por DART. Con esta información, los investigadores podrán completar el puzzle y saber si ha sido exitoso el primer intento de la humanidad de desviar un asteroide, además de conocer más cosas sobre estos cuerpos rocosos.

¿UN ASTEROIDE PODRÍA CHOCAR CON LA TIERRA?

Decenas de miles de objetos se cruzan con la órbita terrestre, y de estos, ya se ha descubierto el 97 % de los que tienen más de un kilómetro de diámetro, potencialmente catastróficos para la humanidad (el que acabó con los dinosaurios y más del 70 % de las especies animales hace 66 millones de años tenía entre 10 y 14 kilómetros). Ese porcentaje alcanza solo al 42 % de los de 140 metros o más. Ninguno de ellos chocará con la Tierra en los próximos cien años, según los cálculos, pero quedan muchos por descubrir.

La prueba de DART es solo un primer paso en la defensa planetaria, y se dirige a una roca espacial pequeña. ¿Cómo desviar o destruir los cuerpos de más de un kilómetro de diámetro, que podrían acabar con nuestra civilización? Los científicos tienen muchas ideas al respecto: naves provistas de bombas nucleares, reflectores solares colocados en la superficie del asteroide que usarían la luz solar para desviarlo, o lo que la NASA llama “tractor de gravedad”: naves que volarían muy cerca del asteroide y con su atracción gravitacional lo irían desviando lentamente, aunque se piensa que no serían eficaces con objetos de más de 500 metros de diámetro.

En cualquier caso, son métodos complicados, muy costosos y que pueden tardar décadas en desarrollarse. Aunque acabará sucediendo tarde o temprano, las probabilidades de que un gran asteroide choque con nuestro planeta son muy bajas, al menos en un futuro cercano. Por ahora, tendremos que seguir confiando en la suerte.

Fuente: Nationalgeographi.

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