Exaltan a Óscar Prieto y a Alfonso Saer al Salón de la Fama del béisbol venezolano

Óscar Prieto Ortiz celebra desde el plano celestial. Su hijo, Óscar Prieto Párraga, y quien se convirtió en uno de sus aprendices más aventajados, Alfonso Saer, desde el lunes tienen estatuillas a su lado en el Salón de la Fama del Beisbol Venezolano, como miembros de la Clase 2023.

Ambas personalidades fueron inmortalizadas por el Comité Histórico del templo supremo. Prieto Párraga por su exitosa trayectoria como directivo tanto de Leones del Caracas, como de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Y “El Narrador”, por su fantástico viaje periodístico de seis décadas, compartido desde sus inicios con Cardenales de Lara.

Oscar ‘El Negro’ Prieto Ortiz fue mi maestro y la persona que me dio un espaldarazo importante en 1970, cuando yo apenas era un narrador adjunto, al que llamaban de vez en cuando”, recordó Saer. “Él me llevó a transmitir la Serie del Caribe de aquel año (en el Estadio Universitario), que fue la primera de la segunda etapa del torneo y ganó el Magallanes. Allí pude dar el salto definitivo. Por eso es que, este momento no sólo trae a dos personas al Salón de la Fama, sino también nos vincula como hijo y alumno”.

Transición satisfactoria

Prieto Párraga estuvo ligado al Caracas desde 1952 cuando su papá y Pablo Morales compraron al equipo. Para ese entonces, contaba seis años de edad y comenzó a ir al estadio con Pancho Pepe Cróquer, que le llevaba en su automóvil conocido como el “Pájaro de Plata”, porque su padre evitaba hacerlo. Quizá sin imaginar que en 1970 se integraría formalmente a la directiva como primer vocal, a la vez que terminaba sus estudios de Odontología en la Universidad Central de Venezuela.

En noviembre de 1980 fue nombrado gerente general de la organización, cinco días antes de que el mánager Jim Leyland, integrante del Salón de la Fama de Cooperstown, renunciara a su cargo como piloto de Leones por las complejidades del torneo.

“Afortunadamente, fue un período muy fácil, porque mi papá estuvo tres años conmigo codo a codo”, rememoró Prieto Párraga. “En ese tiempo aprendí todo lo que no había aprendido antes. Él me enseñó todo lo que pudo, sin ningún tipo de mezquindad, para manejar un equipo de pelota”.

Fuente: LVBP Foto: LVBP

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