Venezolanos ponen a Filadelfia a gozar con sus sabores criollos
Los sabores del Caribe encontraron su rincón predilecto en Filadelfia y tiene nombre propio: Puyero. En el corazón de South Street, Gilberto Arends, un maracucho que cambió la abogacía por los fogones, cumplió el sueño de crear un restaurante que representara su amor hacia la cultura venezolana en cada plato, bajo un enfoque diferente que destaca su dedicación, disciplina y buena actitud. Pero no es lo único que resalta de su negocio, hay mucho más.
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El criollo y su esposa encontraron la oportunidad para brillar con una propuesta audaz que ahora es un referente en una de las ciudades más históricas de Estados Unidos. Este fenómeno local confirma que se puede “gozar un puyero” incluso a miles de kilómetros de casa. Acompáñanos a conocer la próxima apuesta de estos emprendedores que promete ser tan sabrosa como inspiradora.
El maracucho acotó que Filadelfia es una ciudad que tiene una escena culinaria muy buena. Sin embargo, faltaba esa sazón criolla que tanto anhelaban. “Cuando nos mudamos, nada más existía un solo restaurante venezolano en la ciudad. Esta es una ciudad bastante grande y había espacio para más. La idea era compartir no sólo la comida sino también nuestra cultura con la gente de Filadelfia. Queríamos que la gente en Filadelfia conociera nuestra historia como inmigrantes venezolanos, que conocieran de primera mano qué es Venezuela”.
Tras la apertura del restaurante, «Puyero se convirtió en la casa de muchos venezolanos que fueron a vivir a Filadelfia”, agregó.
El nombre del restaurante, como es bien sabido por muchos, es producto del humor que nos caracteriza. “Puyero viene de la frase ‘gozar un puyero’.Creo que el nombre lo elegimos porque nos recordaba a nuestra infancia. Una frase que usaban mucho nuestros padres. Además que es una palabra que significa abundancia y que siempre está asociada con gozar. Así que no solo era abundancia sino que está únicamente asociada con algo positivo”, explicó.
Pioneros del sabor
A pesar de los desafíos, su apuesta por mostrar lo mejor de Venezuela en cada plato rindió frutos.
El abogado marabino que decidió convertirse en embajador de la gastronomía venezolana se planteó crear un menú sencillo, pero auténtico protagonizado por tequeños, empanadas, las populares arepas reina pepiada y pabellón, sin dejar a un lado los deliciosos patacones. “Creo que desde el principio estuvimos enfocados en el público gringo. Cuando abrimos, había menos venezolanos que los que hay hoy en la ciudad. Así que sabíamos que para que un restaurante venezolano se mantuviera debíamos depender del público americano”, manifestó.
Información de La Patilla.