Paul Auster, el reconocido escritor estadounidense, murió a los 77 años
“ Uno de los escritores más inventivos y espectaculares de Estados Unidos” , así fue descrito Auster por Times Literary Supplement de Gran Bretaña. Algunos de las principales temas que abordó durante su ilustre carrera están la preocupación por el azar; el peso de los recuerdos, al mismo tiempo salvadores y terribles; el deseo; el amor; la pérdida y la relación con el cuerpo, con lo físico, con las cosas.
En su última novela Baumgartner, el protagonista es un profesor de filosofía de más de setenta años que llora la pérdida de su mujer, muerta una década antes en un accidente absurdo. El comienzo y, en parte, el final se parecen a una de esas comedias del cine mudo en las que el personaje recibe un golpe tras otro: en una seguidilla de accidentes, se quema con una olla caliente, se enreda varias veces con lo que hace, lo interrumpe el hombre que viene a leer el medidor y finalmente se cae por una escalera resbaladiza hacia el sótano. Es una escena de un humor feroz que parece concentrar el tiempo.
En medio del proceso de escritura de la mencionada novela, es que se dio a conocer la noticia de la enfermedad que atravesaba el novelista ganador de diferentes premios alrededor de todo el mundo. La misma causó una gran conmoción en sus seguidores y lectores.
A pesar de la crueldad que subyace en Baumgartner, el reencuentro de Auster con sus temas y obsesiones tiene en el fondo un tono alegre: el de quien cree que la esperanza siempre es posible, que siempre podemos volver a empezar. Por eso, las últimas palabras del libro no lo cierran; al contrario, lo que hacen es abrir un nuevo comienzo, “el último capítulo de la vida de S. T. Baumgartner”.