En ese entorno tan embarullado, con Tadic de vuelta a la alineación inicial, Serbia fue de menos a más ante Eslovenia. En cuanto se ajustó controló mejor a su adversario, aunque con un nuevo susto con un remate al poste de Elsnik y un rechace fuera de Sesko, pero hasta ahí permitió ya el equipo de Dragan Stojkovic, que aplacó definitivamente a su oponente.

Y se estrelló un buen rato contra Jan Oblak, agrandado ya en el primer tiempo para interponerse en el duelo frente a Mitrovic. Insuperable entonces el portero del Atlético de Madrid, ante el autor de 40 goles en este curso con el Al Hilal de Arabia Saudí, lo fue aún más después, en los primeros compases del segundo tiempo, cuando debió surgir de nuevo ante el atacante.

Ahí resurgió de nuevo Eslovenia, que contraatacó para adelantarse sobrepasada la hora del choque, cuando Karnicnik recuperó el balón en su territorio, avanzó hacia adelante, rebasó la línea de medio campo, conectó al otro lado con Elsnik y, ya sin la pelota, siguió hacia el otro área, donde culminó finalmente al jugada tras el pase de su compañero. ¿El gol, la victoria, quizá la clasificación? No fue suficiente. Quizá, incluso, no era justo con Serbia.

De nuevo, en el otro área, aún pudo empatar, con otro remate de Mitrovic, esta vez al larguero. El delantero lamentó demasiadas ocasiones falladas, nada fino en el remate, irreconocible en cuanto a su efectividad. Tuvo ajetreo a su lado Oblak, que al borde del final recibió el 1-1. Lo logró Jovic en el último córner, cuando ya nadie creía en ellos, cuando el propio seleccionador, Dragan Stojkovic, asumía, sentado en el banquillo, el desenlace.