Hace 194 años fue asesinado Antonio José de Sucre

El 4 de junio de 1830 el Mariscal Sucre se dirigía por el camino de Berruecos, Colombia, rumbo hacia el Ecuador. Allí fue emboscado y asesinado con cuatro tiros,

Fueron los enemigos políticos del Libertador Simón Bolívar y del proyecto que implicara la continuación de la unidad colombiana, quienes planearon y encargaron al general José María Obando, el asesinato de Sucre.

El Gran Mariscal de Ayacucho se dirigía a Ecuador, con el objetivo de impedir la separación de esta región de Colombia.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), señaló que días antes de su muerte, el periódico «El Demócrata» de Bogotá, publicó:

 «Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el correo del Sur, que el general Antonio José de Sucre ha salido de Bogotá… Las Cartas del Sur aseguran también que ya este general marchaba sobre la provincia de Pasto para atacarla; pero el valeroso general José María Obando, amigo y sostenedor firme del Gobierno y de la libertad, corría igualmente al encuentro de aquel caudillo y en auxilio de los invencibles pastusos. Puede que Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar…».

Antonio José de Sucre y Alcalá nació en Cumaná, estado Sucre, el 3 de febrero de 1795.

Fue un militar, político y héroe de las guerras independentistas que, bajo el mando del Libertador Simón Bolívar, barrieron al imperio español de las tierras suramericanas.

Desde muy joven se destacó por su arrojo, valentía y amor por las causas humanas que lo llevaron a unirse a las filas de una juventud rebelde que se levantaba bajo el ideal de la libertad, la solidaridad y la igualdad que había guiado la Revolución Francesa.

Tras ocupar diversos cargos dentro del Gobierno Revolucionario encabezado por el Libertador, y habiendo demostrado su lealtad y capacidad para el arte de la guerra, con tan solo 26 años, Bolívar decide entregarle la responsabilidad del Ejército del Sur, en el que el genio de Sucre se desplegó, logrando impresionantes triunfos como los obtenidos en las Batallas de Junín y en Ayacucho, que sellaron la Independencia de nuestra América.

Por María Briceño

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