¿Qué dicen los expertos sobre la psilocibina como tratamiento alternativo de la depresión?
¿Qué funcionará mejor? Dos dosis de psilocibina, el principio activo de los “hongos mágicos”, o un tratamiento de seis semanas del popular antidepresivo escitalopram, a menudo vendido como Lexapro o Cipralex. El escitalopram pertenece a una clase de antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS.
El ganador previsto: el fármaco que produzca el mejor resultado a los seis meses en la batalla contra la depresión, que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo.
Es mucho lo que está en juego en los ensayos clínicos con psilocibina: existe una necesidad acuciante de una solución médica más eficaz en la lucha contra la depresión, especialmente la resistente al tratamiento. De los casi 9 millones de personas con depresión grave en Estados Unidos que han probado fármacos, se calcula que 2,8 millones son resistentes a múltiples antidepresivos.
“Conozco el caso de una persona que probó 17 fármacos distintos y nada funcionó”, afirmó la psicobióloga Dra. Bertha Madras, directora del Laboratorio de Neurobiología de la Adicción del Hospital McLean de la Facultad de Medicina de Harvard, en Belmont, Massachusetts.
“Incluso la terapia de choque fracasó”, dijo Madras. “Es terrible no poder ayudar a una persona a levantarse de la cama y participar en la vida”.
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Pros y contras de los antidepresivos
Para un buen número de personas, los antidepresivos han sido una bendición, al menos al principio del tratamiento, dijo el Dr. Charles Raison, profesor de Psiquiatría y Ecología Humana de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, en Madison.
“Siempre empiezo diciendo: ‘Gracias a Dios, los tenemos’. Mucha gente puede decir: ‘Vaya, me han sacado de un agujero bastante profundo’”, afirmó Raison, quien también es director del Centro de Innovación en Salud Conductual de Vail Health, en Colorado, donde se estudia la psilocibina.
Pero para hasta un tercio de los pacientes deprimidos, los antidepresivos no funcionan en absoluto. Incluso para los que encuentran alivio, “los beneficios tienden a desvanecerse en un porcentaje bastante razonable de personas con el tiempo”, añadió Raison. “Luego están los efectos secundarios, muchos de los cuales no mejoran a largo plazo”.
Las reacciones iniciales, como las náuseas o los dolores de cabeza, suelen desaparecer a las pocas semanas de empezar a tomar un antidepresivo, pero los efectos secundarios sexuales, como la disminución de la libido y la dificultad para alcanzar el orgasmo, pueden durar meses o incluso años. En casos raros, la disfunción sexual puede persistir incluso después de dejar el antidepresivo.
Ése es un problema que no tiene la psilocibina, afirmó el investigador sobre psicodélicos David Nutt, director de la Unidad de Neuropsicofarmacología de la División de Ciencias Cerebrales del Imperial College de Londres.
“Si tienes una sola experiencia y mejoras, no hay droga en ti día tras día, ni efectos secundarios sexuales a largo plazo”, dijo Nutt.
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