Hace 70 años falleció el pintor venezolano Armando Reverón
Armando Julio Reverón Travieso, más conocido simplemente como Armando Reverón, fue un pintor venezolano de gran trascendencia en el siglo XX. Considerado uno de los máximos exponentes del Arte Povera en América Latina, su obra se caracteriza por su originalidad y su profunda conexión con la naturaleza.
Apodado «El Loco de Macuto» por su peculiar estilo de vida, fue un pionero en diversas disciplinas artísticas, como el happening, el ensamblaje y la instalación. Su obra, que abarca más de 450 pinturas, 150 dibujos y numerosas esculturas.
Entre sus creaciones más emblemáticas se encuentran las muñecas de trapo, objetos cargados de simbolismo que reflejan su visión del mundo y su relación con la infancia. En 1921, Reverón se estableció en La Guaira, donde construyó El Castillete, un taller y morada que se convirtió en su refugio creativo.
El reconocido artista venezolano, Armando Reverón, falleció trágicamente a los 65 años en el Sanatorio San Jorge de Catia. La esquizofrenia apagó prematuramente la luz de uno de los artistas venezolanos que dejó un legado imborrable en el mundo del arte. Desde el año 2016 sus restos mortales reposan en el Panteón Nacional de Venezuela.
Hijo único de Julio Reverón Garmendia y Dolores Travieso Montilla, su nacimiento en 1889 estuvo marcado por interrogantes sobre su verdadera paternidad. A pesar de que su padre era un reconocido general venezolano, la falta de pruebas contundentes ha llevado a especulaciones sobre la identidad de su progenitor biológico. Incluso se ha llegado a sugerir que podría ser hijo del expresidente Juan Pablo Rojas Paúl.
Su padre, Julio Reverón, un general retirado con una vida llena de excesos y adicciones. Los trastornos de su padre, como la ludopatía y la adicción al opio, influyeron profundamente en su personalidad y en su visión del mundo.
La infancia de Reverón transcurrió en un ambiente de lujo y extravagancia, pero también de inestabilidad emocional. Esta compleja dinámica familiar, marcada por los trastornos de su padre, dejó una huella imborrable en el joven Armando, quien más tarde desarrollaría un estilo artístico único y personal.
En 1905, recuperado de una fiebre que lo había aquejado, Armando Reverón se trasladó a Caracas junto a su madre. La familia se estableció en la histórica casona donde nació el prócer Francisco de Miranda, un ambiente que sin duda influyó en el joven artista. Fue allí donde conoció a Federico Ponce, quien no solo le encargó sus primeras obras sino que también lo invitó a pintar los paisajes de El Calvario.
Entre 1906 y 1907, Reverón dio sus primeros pasos en el mundo del arte, explorando temas como naturalezas muertas y motivos religiosos. Estos primeros trabajos sentaron las bases para lo que sería una prolífica y original carrera artística.
En los últimos años de su vida, Armando Reverón dejó un invaluable legado no solo a través de su obra pictórica, sino también a través de un documento autobiográfico y un cortometraje documental. En 1950, dictó un texto autobiográfico de siete hojas, revelando aspectos íntimos de su vida y su proceso creativo.
Además, en 1951, la cineasta Margot Benacerraf realizó un documental sobre el artista, inmortalizando su figura y su obra. Es interesante destacar que años más tarde, durante una investigación para una exposición en el MoMA, se descubrió que Picasso había realizado esculturas de muñecas similares a las que aparecen en el documental de Benacerraf, lo que evidencia la influencia y el reconocimiento internacional de la obra de Reverón.
Con información de 0800 Noticias