La zuliana Lisbeli Vera ante el umbral de la gloria en sus segundos Paralímpicos

La venezolana, que emergió de una carrera callejera en el Zulia, se preparó para pelear por tres medallas de oro

Lisbeli Vera está en la historia. La venezolana se consagró como la reina de la velocidad paralímpica universal al ganar el oro en los 100 metros planos, categoría T47, plata en 400 metros, y para no dejar dudas selló con otro oro su participación en Tokio 2020 ganando los 200 metros planos.

En París 2024 la velocista estará buscando agrandar su legado pues irá por las tres medallas de oro para convertirse en leyenda. La representante de los colores zulianos en suelo venezolano es la abanderada nacional, por segunda vez, y una de las mejores cartas criollas para revalidar lo alcanzado en los Juegos Paralímpicos de Japón, en 2021.

Pero quién es Lisbeli Vera,  aquí su historia

Allá por 2014 Lisbeli Vera era una niñita desconocida en el resto del Zulia, pero en el pueblito de San José de Heras, al sur del Lago de Maracaibo, entre tambores y chimbagueles que honraban a San Benito, la “gacelita” de apenas 12 años se daba a conocer entre sus compañeros de clase, y en el hogar, por dejar “botado” en la carrera a todo cuanto osara ponerse a su lado.

Lisbeli durante una sesión deentrenamiento previo a París 2024 en Maracaibo

En ese tiempo el Instituto Regional de Deportes del Estado Zulia, Irdez, estaba a la caza de talentos para formar la selección de la entidad con miras a los Juegos Paranacionales. Leonet Cabeza, entonces máxima autoridad del deporte zuliano, cuenta que el promotor deportivo del municipio Sucre le había hablado maravillas, a él y a su equipo técnico, de Lisbeli Vera.

“Nos fuimos para allá con el entrenador Isidoro Barthelemy a ver a la atleta, amputada de un brazo, que le ganaba a todos. Recuerdo que se celebraba la feria deportiva de Santa María, en agosto, que se caracterizaba por una rivalidad sana entre los deportistas de las poblaciones de San José de Heras y Santa María del municipio Sucre”, cuenta Cabeza.

“La primera carrera donde participó Lisbeli se realizó a pleno medio día, con el sol caliente, y lo más impresionante no fue que ella le ganara a sus rivales varones y niñas de la misma edad, sino que corrió descalza sobre el asfalto hirviente de la carretera, que servía de pista a las competencias de velocidad en el pueblito”, relata el exdirectivo.

Con la asombrosa demostración natural de Lisbeli, el equipo técnico dirigido por Isidoro Barthelemy, probó medirla con competidores varones de más edad, 13 y 14 años, y el resultado fue el mismo: Lisbeli los superó a todos.

Estaba naciendo la estrella paralímpica criolla, que deslumbró en Tokio 2020 con tres medallas en su pecho y está preparada para mejorar esa cosecha en París 2024.

Camino difícil

“Después que la vimos correr hablamos con ella y con su familia y le planteamos traerla a Maracaibo para que hiciera sus estudios de bachillerato aquí. Acababa de concluir el sexto grado. Les explicamos que viviría en la villa deportiva y estudiaría en la escuela José Beracasa con una beca. La familia accedió y ella se vino”, relata Cabeza.

Isidoro Barthelemy, su actual entrenador y tutor en la carrera deportiva de Vera, vio en ella un diamante en bruto y comenzó el trabajo que hoy le está dando las mayores satisfacciones de su vida.

Con su entrenador Isidoro Barthelemy

Pero no todo fue color de rosa en estos 10 años para el ascenso de la velocista a la cumbre paralímpica.

Hace seis años debió abandonar la villa deportiva y mudarse a la pequeña casa de unos familiares en el sureste de la ciudad, donde estaba desasistida y vivía hacinada con ocho personas más.

“Esta situación la obligó a tomar la decisión de regresarse a su tierra en cuanto llegara la oportunidad, pues no tenía suficiente dinero para el pasaje. Dejó de entrenar con regularidad y hasta manifestó que no se estaba alimentando bien”, relata Cabeza a quien acudía la atleta en pos de apoyo, aunque ya no era el secretario de deportes ni director del Irdez.

En medio de todo esto llegó la pandemia por el coronavirus, se paralizaron los entrenamientos totalmente y entonces el profesor Isidoro Barthelemy, conocedor del potencial de Vera y temiendo se perdiera el trabajo que venían realizando, decide ofrecerle hospedaje y alimentación en su casa, muy cercana al polideportivo maracaibero, y Lisbeli desiste de regresarse a Santa María.

Ya había clasificado a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 con su primer lugar en los Parapanamericanos de Lima 2019.

“Por eso el profesor Barthelemi le dio más del apoyo que un entrenador le puede ofrecer a un atleta, no solo a ella, sino a todo ese grupo de corredores que hoy están retribuyendo con medallas ese gran aporte de su entrenador, hombre sabio en esta materia, altruista, honesto y muy trabajador”, acotó Cabeza.

París 2024

Luego de su triunfo en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, Lisbeli fue recompensada hace dos años con otro tesoro más valioso que las medallas: Su hija Aranxa Lismar, a quién ahora dedica todos sus logros.

Clasificó este año a París 2024 en el Mundial de Kobe, Japón, donde además se ubicó primera en el ranking mundial en la prueba de los 200 metros planos para la clase T47.

«Como siempre sucede la preparación ha sido fuerte, enfocada en hacer el trabajo para obtener el cupo directo como en efecto se logró», dijo antes de irse a su gira de preparación previa a los Juegos Olímpicos.

Vera repetirá en las mismas prueba: 100, 200 y 400 metros planos y su meta es ganarlas todas para traer tres medallas de oro. «Hemos trabajado duro para ello», aseguró.

BravoSports

Foto: Luis Bravo

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