El telescopio Euclid captó cinco objetos astronómicos

La misión espacial Euclid de la ESA ha publicado cinco nuevas imágenes sin precedentes del universo. Estas imágenes, nunca antes vistas, demuestran la capacidad de Euclid para desentrañar los secretos del cosmos y permitirán a los científicos buscar planetas errantes, utilizar las lentes creadas por galaxias para estudiar materia misteriosa y explorar la evolución del universo.

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Este tesoro llega menos de un año después del lanzamiento del telescopio espacial y aproximadamente seis meses después de que obtuviera sus primeras imágenes a todo color del cosmos.

La imagen de Euclid del cúmulo de galaxias Abell 2390 revela más de 50 000 galaxias y muestra un bello despliegue de lentes gravitacionales, con arcos curvos gigantes en el cielo, algunos de los cuales son en realidad múltiples vistas del mismo objeto distante.

Euclid utilizará las lentes gravitacionales (por las que la luz que nos llega de galaxias lejanas se curva y distorsiona por efecto de la gravedad) como una técnica clave para explorar el universo oscuro, midiendo indirectamente la cantidad y distribución de materia oscura tanto en los cúmulos de galaxias como en otros lugares. Los científicos de Euclid también están estudiando cómo han cambiado con el tiempo las masas y el número de cúmulos de galaxias en el cielo, lo que revelará más datos sobre la historia y la evolución del universo.

La vista recortada de Euclid de Abell 2390 muestra la luz que penetra en el cúmulo procedente de estrellas que han sido arrancadas de sus galaxias de origen y se encuentran en el espacio intergaláctico. Ver esta «luz intracúmulo» es una especialidad de Euclid, y estas huérfanas estelares pueden permitirnos «ver» dónde se encuentra la materia oscura.

Esta impresionante imagen muestra Messier 78, un vibrante vivero estelar envuelto en polvo interestelar. Euclid se adentró en él con su cámara infrarroja, mostrando por primera vez regiones ocultas de formación estelar, cartografiando sus complejos filamentos de gas y polvo con un detalle sin precedentes, y descubriendo estrellas y planetas recién formados.

Los instrumentos de Euclid pueden detectar objetos con una masa unas pocas veces superior a la de Júpiter y sus «ojos» infrarrojos revelan más de 300 000 nuevos objetos solo en este campo de visión. Los científicos están utilizando este conjunto de datos para estudiar la cantidad y proporción de estrellas y objetos más pequeños (subestelares) que se encuentran en este lugar, algo clave para comprender la dinámica de cómo se forman las poblaciones estelares y cómo cambian con el tiempo.

En esta imagen Euclid muestra NGC 6744, un arquetipo del tipo de galaxia que actualmente forma la mayoría de las estrellas del universo local. El gran campo de visión de Euclid cubre toda la galaxia y capta no solo la estructura espiral a gran escala, sino también exquisitos detalles a pequeñas escalas espaciales.

Por ejemplo, las líneas de polvo en forma de plumas que emergen como «espolones» de los brazos espirales y que se muestran aquí con una claridad increíble. Los científicos están utilizando este conjunto de datos para comprender cómo se relacionan el polvo y el gas con la formación estelar; determinar cómo se distribuyen las diferentes poblaciones estelares en las galaxias y dónde se están formando estrellas actualmente; y desentrañar la física que subyace a la estructura de las galaxias espirales, algo que todavía no se entiende completamente después de décadas de estudio.

Esta vista muestra el cúmulo de galaxias Abell 2764 (arriba a la derecha), que comprende cientos de galaxias dentro de un vasto halo de materia oscura. Euclid capta multitud de objetos en esta zona del cielo, incluidas galaxias lejanas, cúmulos más distantes y galaxias que interactúan y expulsan chorros y envolturas de estrellas.

Esta vista completa de Abell 2764 y sus alrededores —obtenida gracias a la impresionante amplitud del campo de visión de Euclid— permite a los científicos determinar el radio del cúmulo y ver sus alrededores con galaxias lejanas todavía en el encuadre. Las observaciones de Euclid de Abell 2764 también están permitiendo a los científicos explorar más a fondo las galaxias en la lejana edad oscura cósmica, como con Abell 2390.

También se ve aquí una estrella muy brillante en primer plano que se encuentra dentro de nuestra propia galaxia (V*BP-Phoenicis/ HD 1973, una estrella de nuestra galaxia en el hemisferio sur que es lo suficientemente brillante como para que la podamos ver con nuestros ojos). Cuando miramos una estrella a través de un telescopio, su luz se dispersa hacia el exterior formando un halo circular difuso debido a la óptica del telescopio. Euclid se diseñó para que esta dispersión fuera lo más pequeña posible. Como resultado, la estrella causa pocas perturbaciones, lo que nos permite captar tenues galaxias lejanas cerca de la línea de visión sin ser cegados por el brillo de la estrella.

Información de La NASA

 

 

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