Real Madrid ganó 2-0 a Betis con doblete de Kylian Mbappé en el Bernabéu
Llevaba tres partidos sin marcar, y eso para mí es muchísimo». Esa es la ambición que desprende Kylian Mbappé, el hambre por ganar que le convierte en uno de los mejores jugadores del mundo. Pronunció esta frase después del partido de esta cuarta jornada de La Liga ante el Real Betis en el que, por fin, fue capaz de estrenarse como goleador en la competición regular.
Estaba claro que la mochila empezaba a ser pesada para el delantero francés. Arrancó con buen pie en el Real Madrid con su gol en la Supercopa de Europa, pero aquello no sació su sed de agradar a la afición y a sí mismo en el año de su aterrizaje en el Real Madrid.
Por eso celebró con rabia su primer gol como futbolista blanco en el Santiago Bernabéu. La maravillosa asistencia de tacón de Fede Valverde le puso el tanto en bandeja, y posteriormente Vinicius le dijo «tíralo tú» cuando señalaron penalti sobre el brasileño. Dos goles que vienen a confirmar que Mbappé está reencontrándose, y ahora que ha destapado el tarro, quién sabe si se le va a poder parar alguna vez.
El Madrid suma tres puntos que le colocan con ocho, a cuatro del Barça y empatado con el Atlético y el Villarreal. La mejoría en el juego fue leve, pero los goles de Mbappé y, sobre todo, el resultado dan una subida de moral necesaria en el sector madridista. La sociedad de Kylian con Vinicius va carburando poco a poco, demostrando también que no hay ningún tipo de mal rollo entre ellos.
Cuando regresen Bellingham y Camavinga mejorará el Madrid en la creación de juego. Mientras tanto, hay que hacer algo. Este sábado tuvo una primera mitad falta de ideas, provocando hasta algunos pitos. Valverde y nada más. Arda Güler, que es el que mejor ha funcionado ante las bajas, ni jugó.
Ancelotti recuperó a Rodrygo para su once titular, dejó por segundo partido consecutivo a Güler en el banquillo y dio la oportunidad a Ceballos, quien precisamente fue tentado para volver al Betis en los últimos días del mercado de fichajes. A quien fichó el club verdiblanco fue, finalmente, a Lo Celso, aunque todavía no estaba listo para jugar este domingo. Tampoco lo hizo el exmadridista Isco, que se recupera de una lesión.
El arranque del partido, y la primera parte en general, fue del Madrid lo que Ancelotti justo no quería que fuera. Ritmo lento y juego plano ante un rival cómodo metiéndose atrás. Hubo algún momento de mejor fluidez en los blancos, empujados sobre todo por un creciente Valverde, que no será Kroos, pero lo hace todo bien.
Al Madrid le falta fútbol
La primera ocasión fue para el Betis, un remate de cabeza del galopante Abde que se marchó cerca del larguero. Dejó muchos huecos atrás el Madrid al principio, aunque los de Pellegrini se fueron atrás demasiado pronto, sin querer darse la oportunidad de intentar ‘morder’ ante un equipo ansioso.
El que más, Mbappé. Cuando tenía el balón era cuando el Bernabéu más se animaba, pero se veía al delantero francés agobiado por encontrar su primer gol de blanco en casa. Vinicius le buscó esta vez más, pero tampoco la suerte acompañaba a Kylian: Sabaly le quitó el tanto cuando ya estaba preparado para empujarla hacia dentro.
El problema mayor, sin embargo, está más atrás. A Vinicius y a Mbappé no le llegan balones de esos que complican la vida al rival, y así es más difícil. No cuajó lo de Ceballos, errante y siéndole complicado adherirse a lo que necesitaban sus compañeros por delante, y Tchouaméni, que defensivamente pocas veces se le puede reprochar algo, no tiene un don en el pase.
Por tercer partido seguido (cuarta vez en cinco partidos), el Madrid se fue sin marcar al descanso. Hizo la brutal suma de trece remates, pero sólo tres fueron a puerta. La más clara fue un remate de cabeza de Militao en un córner que puso Rodrygo. Las dudas encimaban y al equipo blanco le acompañó un murmullo generalizado en su camino al túnel de vestuarios.
Volvió al campo más enérgico el conjunto de casa, especialmente Vinicius. El palo le privó al brasileño de abrir la lata en los primeros minutos de la segunda mitad. Llegó al rebote Mbappé, con toda la portería a favor, y la mandó alta. Menos mal que la acción hubiera sido anulada por fuera de juego… Kylian seguía enfrascado su lucha interna para vencer al ansia.
El Madrid, encima, se vio perjudicado por un error (¿grosero?) de Alberola Rojas. El árbitro no vio penalti en una acción en la que el balón golpeó en una mano que dejó atrás Diego Llorente. «¡Corrupción en la Federación!», cantó a raíz de esta jugada un enfadadísimo Bernabéu. Ay las manos… La polémica encendió el partido y Vinicius vio una amarilla por protestar a Alberola Rojas. Eso no hizo más que caldear el ambiente contra el colegiado ciudarrealeño.
Mbappé abrió el bote de kétchup
Pellegrini movió primero su banquillo, dando entrada a Johnny y al debutante Vitor Roque, el brasileño que sólo unos meses después de fichar a cambio de 30 millones por el Barça ya está fuera del conjunto culé. Ancelotti replicó metiendo a Brahim y Fran García, para quitar a dos de los ‘señalados’, Ceballos y Ferland Mendy.
Inmediatamente después de los cambios, el Bernabéu descorchó el champán. Lo hizo porque marcó Mbappé. El primero de muchos. Lo celebró el estadio con la misma rabia con la que lo hizo el exjugador del PSG, que se sacudió de golpe toda la ansiedad. Le debe, mínimo, una cena a Valverde, que fue quien le habilitó para el mano a mano con un exquisito taconazo en el área.
La fiesta de Mbappé iba a continuar. Vinicius provocó un penalti tras ser arrollado por el portero bético en el área, aunque incomprensiblemente la acción tuvo que pasar por el VAR para ser pitada. Provocó la pena máxima el brasileño, pero del lanzamiento se ocupó el francés. Ya avisó Ancelotti el sábado que serán sus dos estrellas quienes se repartan los penaltis como ellos vean. Vini se lo dejó a Kylian y este no falló. El primer doblete de blanco del francés valió tres puntos.
Ancelotti acabó quitando a Mbappé por Modric y ambos fueron ovacionados. También salió a jugar en los últimos minutos Endrick, coincidiendo en el campo con Vitor Roque. La diferencia, por ahora, parece abismal con el ariete del Madrid comiéndose el campo cada vez que sale y si no marca, quedándose siempre cerquita de ello. El chaval de 18 años no ‘mojó’, como sí hizo ante el Valladolid, pero sí se llevó la ovación de un Bernabéu que sabe que le dará muchas alegrías.
Ganó el Madrid, que en casa sí es efectivo y tampoco encaja goles. El parón internacional le vendrá bien, ya que Ancelotti tendrá tiempo para seguir buscando la fórmula que acabe con los problemas en la circulación de balón. El Barça, tras cuatro jornadas, está líder a cuatro puntos, pero en el club blanco todos coinciden en lo mismo: la temporada es muy larga.
Agencias