Leonor jura bandera frente a su padre, Felipe VI, y promete dar su vida por España
Una fila de coches hacía cola a las puertas de la Academia General Militar de Zaragoza desde primera hora de la mañana. El llegar de civiles y autoridades militares era un goteo constante. Y, en el interior, batallones de cadetes desfilaban de un lado a otro. Faltaba aún una hora para que empezará la ceremonia de jura de bandera de los cadetes de primero y los nervios se palpaban entre los 410 jóvenes que, ataviados con el uniforme de época de la Academia, recibían las últimas instrucciones. Entre todos ellos estaba la Princesa de Asturias, siendo una más, pero no una igual.
El patio de la General estaba engalanado, con todos los laterales llenos de gradas atestados de familiares y de las ventanas colgaban reposteros. Todos los cadetes , en perfecta formación cuando entró la bandera. Eran las 12.00 horas de la mañana cuando el coronel jefe de estudios dio orden de firmes para recibir a los Reyes.
Doña Leonor, la quinta en la primera fila de su batallón, situado a la izquierda de la grada real, ha esperado a la autoridad, sus padres, en perfecta posición. El himno nacional ha sonado mientras se disparaban 21 salvas de cañón.
¡Caballeros y damas cadetes! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?».
Los 410 caballeros y damas cadetes han gritado al unísono: «¡Sí, lo hacemos!». Ha comenzado un desfile de cadetes que han besado la bandera. Doña Leonor ha abierto la jura, se ha parado delante de la enseña con su uniforme de época y el fusil Mauser. Se ha retirado el ros y ha besado la enseña nacional, apenas unos segundos que pasarán a la historia de su vida y de España, pues Doña Leonor ya ha comprometido su destino al del país.
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