La Feria de Editoriales Independientes quiere contribuir con la profesionalización del sector editorial

Estrechar lazos, brindar herramientas para la profesionalización del sector editorial y ser una ventana para las pequeñas editoriales que, pese a las dificultades, siguen editando e imprimiendo libros en el país. Esos algunos de los objetivos de la primera Feria de Editoriales Independientes de Venezuela (FEIV), que este fin de semana, de viernes a domingo, en el Banco del Libro, en Altamira.

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Además de ser un punto de encuentro para la comunidad lectora en Caracas, la FEIV surge de una necesidad: atender y brindar herramientas para la profesionalización del sector editorial independiente. Ricardo Ramírez Requena, director de la Fundación La Poeteca, y Alberto Sáez, editor de Libros del Fuego, lo notaron y el año pasado se sentaron a planificar la feria, la programación y buscar apoyo.

Querían que, más allá de un espacio en el que las editoriales pudieran mostrar y vender sus novedades, la FEIV fuera un lugar en el que también se pudiera reflexionar sobre el sector editorial y se ofrecieran talleres y coloquios.

«No queríamos que la feria fuera solo un espacio en el que las editoriales vendieran directamente, sino que también que fuera un lugar en el que se pensara y se reflexionara sobre el hecho editorial. Pudimos conseguir que la agente literaria venezolana-española Nathalie Eden Jornales viniera para dictar un taller sobre el oficio del agente literario, porque una de las cosas que nos ha preocupado en la feria es la falta profesionalización en el sector», dice Ramírez Requena.

«Nos parece que lo que nos puede brindar Natalie es propicio para esto (para brindar herramientas para la profesionalización del sector editorial), además de una cantidad de metas que estamos armando con una programación reflexiva que estamos armando alrededor del libro», agrega el director de La Poeteca.

En total, 26 editoriales independientes estarán distribuidas entre el lobby y el primer piso del Banco del Libro.

«La feria, en su programación, está pensada para reflexionar en torno a todos los eslabones de la cadena de producción del libro. Habrá charlas sobre diseño editorial y sobre cómo son los procesos de impresión de un libro dentro de una empresa. Vamos a establecer también temáticas dentro de la producción del libro como la relación entre literatura e historia, la relación entre literatura y teatro, qué significa editar poesía o qué significa editar narrativa y cuáles son estas diferencias formales que pueden ser interesantes para los futuros editores», comenta el editor de Libros del Fuego.

Sobre la selección de las editoriales, Alberto Sáez dice que lo más difícil del proceso fue buscar sellos que estuvieran activos e imprimiendo, sobre todo porque el sector se encuentra totalmente deprimido debido a la falta de apoyo.

«Lo más difícil de hacer una feria editorial en Venezuela es poder mantener una constante comunicación con las editoriales que están activas, que no son todas. El primer obstáculo que tuvimos que superar fue hacer esa gran investigación para saber qué editoriales estaban activas y dispuestas a participar», dice el editor sobre los stands, que fueron gratuitos para los expositores.

«Las publicaciones o los libros que se han estado haciendo en los últimos años ha sido gracias al trabajo de los mecenas y al apoyo de fundaciones, pero los proyectos literarios independientes que se autosustentan con su propio presupuesto son muy pocos y eso hace que el trabajo sea más cuesta arriba», añade Ramírez Requena.

Conseguir patrocinio no fue fácil.

«Nunca es sencillo conseguir patrocinantes en Venezuela para cosas que tienen que ver no solamente con el mundo cultural, sino particularmente con el mundo del libro. Es mucho más rentable hacer un concierto o algún tipo de actividad en un espacio público abierto que hacer algo relacionado con el mundo del libro, que está ampliamente vinculado con el acercamiento individual a través de la lectura personal o incluso en silencio», explica Ramírez Requena.

«Por ejemplo, Banesco lo ha hecho desde hace más de 20 años. También es algo que ha hecho la Embajada de España, que nos acompaña, y la Fundación para la Cultura Urbana, por hablar de tres de los patrocinantes. Cada uno nos ha apoyado con diferentes cosas y eso nos ha permitido hacer la feria. Pero para mí el más importante es, indiscutiblemente, el mismo Banco del Libro, que puso a disposición no solo sus espacios, sino también la asesoría y el consejo de su personal y otros recursos que puede tener en sus instalaciones».

Información de El Nacional

 

 

 

 

 

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