Cómo identificar cuando el cerebro está envejeciendo saludablemente
La demencia es una enfermedad relacionada con la edad. Se trata de un grupo de síntomas que afectan la memoria, el pensamiento y las habilidades sociales que pueden interferir con la vida diaria. No es una patología específica. La más común es la enfermedad de Alzheimer, que es la causa más común de demencia progresiva en adultos mayores.
No importa cuán saludable y libre de lesiones te hayas mantenido. El desgaste que viene con la edad le pasa factura a tu cuerpo. Puedes comenzar a notar cambios tan pronto como en tus 30 o 40 años, cuando es un poco más difícil recuperarse de un resfriado o correr tan rápido como solías hacerlo.
Algunos de los cambios físicos que vienen con el envejecimiento son fáciles de ver, como el encanecimiento o adelgazamiento del cabello. Tu piel es otro ejemplo. Puede arrugarse y caerse a medida que se vuelve más delgada, seca y menos elástica. Pueden aparecer manchas de la edad y tu piel puede magullarse más fácilmente.
Otros cambios físicos que ocurren con el tiempo pueden no ser tan fáciles de notar, al menos al principio. A medida que envejeces, tus ojos y boca pueden comenzar a sentirse más secos. El ejercicio vigoroso se vuelve más difícil porque tus pulmones no pueden tomar tanto aire cuando respiras. Las paredes de tu vejiga a menudo se vuelven menos elásticas, lo que hace que los viajes al baño sean más frecuentes.
Los científicos investigan formas de prevenir y tratar la demencia, explorando la salud cerebral y las estrategias para ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los afectados (Imagen Ilustrativa Infobae)
El envejecimiento típico del cerebro
Al igual que con otras partes de tu cuerpo, el cerebro también experimenta cambios con la edad. Con un peso de aproximadamente 1.36 kg (3 libras), es el órgano más complejo de tu cuerpo; una computadora maestra que controla acciones que requieren pensamiento, como equilibrar tu chequera. También maneja acciones en las que no piensas, como tragar comida o parpadear.
Considera algo tan simple como leer. A medida que comprendes el significado de cada palabra, probablemente también estés sosteniendo un libro o una tableta en posición vertical, ajustando su distancia de tus ojos y pasando páginas cuando lo necesitas. Estás estudiando lo que lees, recordando información que ya conoces y respondiendo emocionalmente al texto.
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